“De nada vale la democracia, si el que vota es analfabeto. No funciona, porque su voto no vale. Hace falta un votante lúcido, un votante crítico, un votante con una capacidad analítica de la realidad lo bastante intensa para que su voto signifique algo”, indicó el escritor español.
“La crueldad ética nos desenseña, revienta mitos tranquilizadores, pone en tela de juicio nuestras creencias y valores”, indicó el escritor español.