Emotivo adiós del Recinto de Río Piedras al “Gallo Mayor”, Reynaldo “Pochy” Oliver.
Por: Rebeca J. Agosto Rosa
Las banderas en Puerto Rico hondearon a media asta en señal de duelo y honor por la partida de un extraordinario atleta, entrenador, profesor, padre y mentor de cientos de estudiantes y deportistas. El Complejo Deportivo del Recinto de Río Piedras sirvió de escenario para el último adiós a Reynaldo “Pochy” Oliver Martínez, tal como lo quiso: rodeado de amigos en su Alma Máter, su hogar.
El Acto de Recordación en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP) reunió a estudiantes, profesores, antiguos colegas, hermanos de la vida y familiares, quienes rindieron tributo a un hombre generoso y con buen sentido del humor, que nunca alardeó de sus logros y dedicó casi cincuenta años de su vida a luchar para que aquellos a su alrededor también alcanzaran sus metas.
“Hoy el Recinto de Río Piedras se llena de nostalgia al recibir al ´Gallo Mayor´, que viene a despedirse de su Alma Máter”, expresó el rector Dr. Carlos Severino Valdez. “Pochy Oliver fue uno de los más distinguidos miembros de nuestra comunidad universitaria y la comunidad deportiva en el País… Hoy le decimos adiós a uno de los grandes atletas de la historia de Puerto Rico que nos dio gloria a nivel internacional”, lamentó el Rector.
Pochy Oliver, como lo conocían, fue un deportista polifacético que acumuló hazañas tanto en eventos de pista y campo como en el béisbol profesional. En sus primeros años, se destacó como lanzador de jabalina y obtuvo la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos de 1954, y un año después se convirtió en el primer medallista boricua en los Juegos Panamericanos, donde obtuvo la presea de bronce. Además representó a su patria en las Olimpiadas de Finlandia (1952) y Australia (1956). Luego se convirtió en pelotero de grandes ligas con los Cardenales de San Luis, y jugó en los equipos de Ponce y San Juan.
A través de sus diversos roles como director técnico de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI), organizador de las Justas de la LAI y las del Sistema UPR, entrenador de los Cangrejeros de Santurce, y Director del Departamento Atlético del Recinto de Río Piedras, ´Pochy´ Oliver transformó la vida de miles de estudiantes.
“Una vez ´Pochy´ dejó de competir, su amor por el deporte lo llevó a estar tanto en la academia como en la parte administrativa, que era el Departamento Atlético. Quería ayudar a otros a lograr las metas que él había logrado, y aquí habemos muchos que con los consejos de ´Pochy´ tomamos el camino que teníamos que tomar”, señaló David Alemán, director del Departamento Atlético que Oliver Martínez creó y también dirigió.
“Maestro, compañero y amigo, ese es el ´Pochy´ que yo conocí”, expresó la Dra. Sandra Bravo Rivera, quien habló en nombre de los profesores del Departamento de Educación Física de la UPR-RP. “Yo aprendí a amar la Universidad por él, viendo su dedicación, su compromiso, su empeño en dar todo”, compartió en una emotiva despedida.
“Sus consejos, sus gestos, sus sonrisas y su buen humor no los olvido”, admitió con la voz entrecortada. La profesora de Recreación recordó la generosidad del maestro, su apoyo cuando comenzó en la academia y las tertulias donde filosofaban sobre el futuro de la educación universitaria. Al retirarse, ´Pochy´ le dejó saber que su vida fue la Universidad. “Lo último que me dijo fue: ‘no dejes de luchar’”.
Por su parte, la Dra. Eva González Monclova, amiga del entrenador desde el bachillerato y colega en el Recinto por 30 años, recordó el respeto y la admiración que le tenían los estudiantes al profesor, y cómo él sentía pena por aquellos que no tenían dinero suficiente para estudiar y los ayudaba a buscar trabajo.
González Monclova, quien en 1986 fue la primera mujer en dirigir el Departamento de Educación Física de la UPR-RP, destacó que la ayuda incondicional, experiencia y confianza de Oliver Martínez fueron claves para el éxito de su gestión. “Te debo a ti ´Pochy´ la mayor parte de los logros alcanzados durante ese periodo… Durante ese tiempo, pude volver a comprobar tu gran corazón y sentido de compasión”, señaló.
Para el nieto del “Gallo Mayor”, “esa capacidad de servicio es lo que verdaderamente distingue a mi abuelo, más allá de cualquier presea alcanzada”, dijo Andrés Pérez Oliver. “Su verdadero legado fue su humanidad”.
El joven enumeró tres cosas que se pueden aprender de su abuelo. “La primera es no olvidarse de donde uno viene. Si olvidamos de dónde venimos, se nos hace difícil caminar en la vida. La segunda es el valor hacia el trabajo: debemos contrastar nuestros deberes con el estándar más alto. La última, el ser servicial, ayudar a los demás cuando estos lo necesiten”, concluyó agradeciendo al abuelo por influir en su formación.
Luego del acto protocolar en memoria del fundador del Departamento Atlético, los presentes realizaron una guardia de honor encabezada por el rector Severino, decanos, directores de departamentos y exrectores de nuestro Recinto.
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