La paz aún no ha llegado a Vieques según científicos y ambientalistas
por Tania G. Díaz Camacho
Científicos, ambientalistas y activistas por los derechos civiles denunciaron irregularidades en el proceso de descontaminación en la isla municipio de Vieques, por parte de la marina de guerra estadounidense. También insistieron sobre la presencia de metales pesados en suelo viequense y el peligro que representa para la salud de la población.
El Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP) fue el escenario principal del foro ambiental titulado Perspectivas sobre la Descontaminación de Tierra y Mar en Vieques, ofrecido por el Departamento de Educación el pasado 23 de abril.
“El asunto de la limpieza es de vida o muerte”, dijo Héctor Olivieri miembro del Colectivo El Cayo de Yayí, refiriéndose al continuo bombardeo al que estuvo sometida Isla Nena por más de 60 años.
“La limpieza en Vieques no se lleva de igual manera que en otros lugares, como en sitios de comunidades blancas que enfrentan situaciones de contaminación similares.” estableció el activista.
Olivieri recalcó sobre cómo el proceso de “limpieza” por parte de la milicia norteamericana, es uno en el que su residual es mucho más tóxico para cualquier forma de vida, cuando existen otros procesos más seguros para el desarme de las bombas encontradas en el área, pero éstos son mucho más costosos.
“Comprar una cámara de detonación, dicen, les resulta caro, piensan que los viequenses no lo valen y no es prioridad para la marina” argumentó Olivieri dando alusión a que existe un patrón de racismo por parte de la milicia, al no tratar adecuadamente el proceso de restauración en Vieques.
Entre los hallazgos de una investigación realizada por el Colectivo, encontraron que el patrón de racismo se extiende desde la elección de la isla-municipio como plataforma para las prácticas de tiro, hasta el uso indebido de balas de uranio en las costas viequenses.
“Esta política de discrimen de manera curiosa ha rebasado la marina para entronizarse en lo más profundo del alma de políticos, agencias y personajes del gobierno, actuando según los intereses extranjeros y en contra de su pueblo”, dictaminó el activista.
Por otra parte, el Dr. Jorge L. Colón del Departamento de Química del recinto riopedrense, puntualizó cómo la antigua zona de tiro continúa perjudicando la salud pública de Vieques.
“ Sobre 200 sustancias químicas, se generan y se liberan cuando explotan estas bombas, son muchas de ellas causantes de daños a la salud de diferentes maneras”, explicó el químico al hablar de todo el armamento probado en las costas viequenses, que luego fue utilizado en la Guerra de Vietnam.
La contaminación de estos tóxicos no se queda restringida al polígono, esta puede desplegarse de norte a sur en la isla-municipio tomando en consideración factores como la conexión hidráulica, en el que en caso de un huracán o fuertes lluvias, las partículas pueden desplazarse a zonas civiles.
El Dr. Colón menciona dos preocupaciones importantes, la clara similitud entre la cantidad y tipo de partículas liberadas por la detonación de las bombas, sea por el bombardeo de aviones u otros vehículos de tipo bélico, o por la explosión de estos para su desarme. El segundo punto importante concierne a la hipótesis o en que se plantea que los vientos alisios viequenses son responsables de que las partículas siguen movilizándose por zonas civiles.
“En el oeste entre las cosas que se dispuso, fue petróleo, que contenía plomo”, expuso el Dr. Neftalí García Martinez quien dirigió una investigación exhaustiva donde compara la geografía de varios lugares en Vieques con los de Isla Grande.
Con los hallazgos de la investigación se pudo enlazar ciertos lugares geográficos con las respuestas de una encuesta suministrada a varias comunidades, en las que se detectó una mayor concentración que su contraparte Isla Grande, de personas que padecen cáncer, hipertensión y enfermedades del corazón.
“Los contaminantes no se quedan en el suelo, sino que se pueden mover a tejido, a sistemas más vivos, nos lo proveia la evidencia de estos cangrejos, que pueden ser consumidos al menos por 5 aves que habitan en todo Vieques” apuntó el Dr. Arturo Massol Deyá, portavoz de Casa Pueblo en Adjuntas..
Los altos niveles de cadmio encontrados en estos crustáceos demostraban la movilidad de estos elementos tóxicos a través de sistemas biológicos, lo que representan otras vías en que estos contaminantes pueden llegar a las comunidades, según explicó Massol.
El experto en biología microbiana, denominó a éste y otros hallazgos como “indicadores biológicos de un crimen contra la humanidad”, con la que él denuncia que las autoridades responsables por estas zonas, como la Laguna Anones, una de las áreas más afectadas, no han tomado acción para verdaderamente sanar las costas y devolverle la salud a los viequenses.
El simposio tuvo la participación del profesor invitado de la Universidad de Yale, el Dr. John Wargo, quien se ha destacado por estudiar los límites y posibilidades de las leyes ambientales con relación a la salud. También se contó con la ponencia de varios representantes de distintas entidades entre ellos la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), la agencia Fish & Wildlife Service de Estados Unidos, el Centro para la Ecología Tropical Aplicada y Conservación y del Colegio de Médicos y Cirujanos
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