
Retos de la vida estudiantil en el campus riopedrense
Esta es la cuarta parte de la entrevista especial al Rector del Recinto de Río Piedras, Dr. Carlos Severino Valdez. Esta vez se adentra en el análisis de la vida universitaria en el Primer Centro Docente del País, a la luz de los grandes retos que encara día a día para garantizar una mejor calidad de vida para la comunidad universitaria.
Por: Dania García Lebrón
Sabemos de usted como hijo de padres dominicanos que emigraron a Puerto Rico y conocemos la situación de inmigrantes dominicanos en la isla. En ese contexto, ¿nos podría describir cómo fue su experiencia estudiantil, aquí en la UPR, en sus años de bachillerato?
No pude disfrutar mucho de la universidad porque estaba en tareas mayormente estudiantiles, muy involucrado en el proceso de participación estudiantil. Pero a mí me gustaba mucho, así que me lo disfruté. Eran momentos bien particulares, especiales, porque cuando entré al Recinto de Río Piedras acababa de culminar la huelga de 1981-82 y entonces, debido a lo difícil que fue aquel proceso huelgario, prácticamente todo el liderato estudiantil terminó fuera de la universidad. Así que entramos un pequeño grupo que fuimos responsables de asumir el liderato del momento ante un cambio de escenario.
De hecho, mi posición como rector me recuerda mucho la situación que enfrenté como estudiante y es que tuvimos que aprender a tener que articular una política distinta ante un escenario de más apertura. El exrector (Juan) Fernández era una persona muy abierta al diálogo y no nos funcionaba el discurso antagónico hacia la administración porque no era necesario. Todo lo que queríamos, cada vez que queríamos, simplemente el rector nos recibía y negociamos.
Así que tuvimos que hacer un esfuerzo grande, en muy poco tiempo, para transformar un movimiento estudiantil que estaba acostumbrado a la intolerancia y la represión (de parte de la administración) para participar efectivamente en condiciones en las que se nos daba todo el reconocimiento como líderes estudiantiles. Creo que eso fue lo más importante.
Y eso es lo que trato de comunicarle a los estudiantes. O sea, que estamos en un momento en el cual existe la apertura suficiente para conversar, hacer cosas conjuntas, hacer aventuras importantes… creo que eso es lo que recuerdo de aquellos años con mayor nitidez y es lo que aspiro ahora, crear la sintonía suficiente con los líderes estudiantiles para trabajar juntos.

En el tema de vida estudiantil hay unos sectores que usualmente quedan desplazados en las conversaciones, como los estudiantes con diversidad funcional. Conversando con varios estudiantes, han hablado que se han presentado varios proyectos y que esta administración ha sido bien receptiva a esos diálogos. En esa dirección, ¿qué se ha hecho, se puede hacer o se piensa hacer al respecto para mejorar la calidad de vida de esa población con diversidad funcional?
Resulta bien interesante porque, como Decano de Ciencias Sociales por 10 años, tuve que aprender mucho de ese tema, que no basta ser sensible sino que hay que educarse y aprender. Por suerte, en Ciencias Sociales está la unidad de Consejería y Rehabilitación y ellos trabajan mucho con personas de esta población y, a través de mi diálogo e interacción con ellos, pude educarme para reaccionar mejor a sus necesidades.
Ahora estamos haciendo una intervención para mejorar los espacios en la biblioteca porque (el que usaban) tenía serios problemas. Movimos temporeramente el espacio, sé que no es el mejor pero creo que finalmente el resultado va ser bueno para ellos en el sentido de que van a tener una mejor calidad de aire y solucionaremos otros problemas que estaban confrontando. Ya se asignó un presupuesto para eso pero, particularmente, ellos nos dicen que la respuesta siempre había sido separarlos y crearles un espacio individual y eso no los hace sentir muy bien porque sienten que están segregados con respecto a los demás y eso, le debo confesar, que me dejó bastante afectado y estamos buscando la forma de cómo ahora, entre los planes de trabajo, integrar otras modalidades que puedan ser más participativas para que ellos tengan, simplemente, una vida estudiantil lo más parecida a la que tiene cualquier otro estudiante, independientemente de las limitaciones que tenga.
El Recinto de Río Piedras cuenta con el Programa de Estudios de la Mujer y Género y, recientemente, se anunció la implementación de un nuevo protocolo para atender las sobrevivientes de violencia sexual. ¿En qué parte del proceso se encuentra la Certificación 82 que atañe el apoyo de la Universidad de Puerto Rico a la implementación del currículo de perspectiva de género en las escuelas públicas del país?
Hemos sido defensores de esa certificación y entendemos que es un asunto que requiere todo el esfuerzo que podamos hacer para concientizar a la mayor cantidad de estudiantes. Es un problema que se ha confrontado en el recinto, que lo vamos a seguir confrontando y que por suerte contamos con un programa como el de Mujer y Género, que es algo novel en el paisaje universitario puertorriqueño. Así que estamos bien satisfechos con el trabajo que se ha estado haciendo.
Más allá de eso queremos aprobar, lo antes posible, ese protocolo. Hemos tenido ya varias reuniones, hay una propuesta muy buena de fondos federales que está trabajando la Escuela Graduada de Trabajo Social conjuntamente con el Programa de Estudios de la Mujer y Género y si logramos sostenerla vamos a tener la capacidad de llegarle a muchos más estudiantes y sensibilizarlos sobre el tema de la equidad para que en el paisaje universitario no ocurran situaciones de violencia ni hostigamiento sexual. Nos gustaría mucho que nuestros estudiantes se conviertan en agentes de cambio.
La gran virtud que tenemos las universidades, particularmente este recinto, es que aunque exista el problema no es en la dimensión que existe en el resto de la sociedad. Pero nuestros estudiantes pueden sensibilizar a mucha más gente, pueden educar a mucha gente en sus vidas y ser un elemento multiplicador de esa concientización con respecto a ese problema.