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Guatemala, un ejemplo de acción ciudadana para Latinoamérica

Por: Margaret M. Ochoa Espinosa

El reclamo de rendición de cuentas que exigió responsabilidad política a los funcionarios públicos por sus acciones delictivas y el que éste se llevará a cabo a través de protestas pacíficas constantes convierte a Guatemala en un ejemplo pertinente para Latinoamérica, opinó el Dr. Héctor Martínez Ramírez, profesor de Ciencia Política del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP).

El país centroamericano se sumergió en una crisis política y social cuando el pasado 16 de abril el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) denunciaron una trama de corrupción que cobraba sobornos a empresarios y usuarios de distintas aduanas del país a cambio de modificarles el pago de impuestos que exige el Estado a los importadores. La red delictiva, conocida como “La Línea”, involucraba al presidente de la República, Otto Pérez Molina, la vicepresidenta Roxana Baldetti, y otros funcionarios de alto nivel. Consecuentemente, miles de guatemaltecos indignados se movilizaron para pedir la renuncia de los dos mandatarios.

Martínez explicó que “lo sucedido tiene que ver con que se cumpla con la leyes, pero más que eso es un asunto de lo que debe ser la participación y representación política. Los funcionarios deben responder por lo que se hace o no se hace. Guatemala es un ejemplo de rendición de cuentas inmediatas que diversos sectores de la sociedad y de la comunidad política del país vieron como necesaria”.

Lo ocurrido en el país centroamericano ejemplifica el poder de la movilización ciudadana. Al principio fueron 15,000 los congregadas en la Plaza de la Constitución en la capital, Ciudad de Guatemala, después fueron más de 75,000 personas protestando y reclamando transparencia, hasta que lograron a través de vías institucionales la salida de la máxima jefatura del país.

Para la región, la dimisión del presidente Pérez Molina marca un precedente respecto a la acción de los ciudadanos ante la corrupción en los altos mandos del gobierno. “Una de las consecuencias es que se generen casos similares en otros países latinoamericanos que sigan el ejemplo de Guatemala. Lo importante es que se planteó, de manera contundente, el asunto de que se debe responder por lo que se hace y no se hace”, comentó el catedrático.

Tal como plantea el profesor de economía de la Universidad de Toronto, Dr. Gustavo J. Bobonis, “la democracia representativa implica que los electores, como ciudadanos, quieren elegir representantes competentes, capaces, honestos y buenos administradores de los recursos públicos que el pueblo les ofrece para que manejen. Queremos que haya cierto tipo de rendición de cuentas, y así poder recompensar a esos individuos por su buen trabajo y no recompensarlos si hacen un mal trabajo”.

Por otro lado, cabe destacar el rol que jugó la CICIG para que la impunidad dejara de ser la norma en Guatemala. Esta comisión, creada en el 2006 y adscrita a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), surgió del reclamo de varios sectores del país que reconocían las debilidades y limitaciones de los organismos internos del estado a la hora de investigar delitos, explicó Martínez.

Esta realidad resuena con Puerto Rico, según el profesor, porque “hay desconfianza respecto a la capacidad de los gobiernos de procesar o pedir rendición de cuentas a gobiernos opositores o de su misma afiliación”. Como ejemplo mencionó “el caso de la Oficina del Contralor, que emite informes en los cuales se detallan violaciones en el manejo de los recursos y demás, pero rara vez estos informes tienen consecuencias palpables”.

De este modo, los ciudadanos de Puerto Rico y Latinoamérica pueden aprender algo de sus vecinos guatemaltecos. “En las redes vi una frase que engloba todo lo sucedido y es: Guatemala dio el ejemplo”, concluyó Martínez.

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