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Parte I: Después de la sequía, ¿qué?

NOTA: Esta es la primera parte de una serie especial que analiza los patrones de consumo de agua de los puertorriqueños  y ofrece alternativas para un uso sostenible de nuestros recursos.

Por Perla Del Mar Rodríguez Fernández

La Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) anunció recientemente el restablecimiento del servicio de agua potable a los 160 mil abonados de la Represa Carraízo. Sin embargo, muchos se preguntan si la comunidad volverá a los patrones desmedidos de consumo.

Entre ellos está Cristina Algaze Beato, profesora en la Escuela de Arquitectura del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP), quien propuso algunas alternativas para convertir su casa -incluso después de la sequía- en una represa.

No obstante, la arquitecta lanzó un cuestionamiento al aire: ‘‘¿cómo se nos ocurrió el usar agua limpia para bajar lo más sucio? ¿Has visto alguna vez una vaca o un caballo entrando a un río de agua limpia a hacer sus necesidades? No, ¿verdad? Somos los únicos animales del mundo, la única especie que ensucia su agua limpia con sus patógenos cargados de más suciedad.’’.

El llamado de Algaze Beato es claro: tanto en momentos de sequía como de abundancia de recursos, la ciudadanía no debe desperdiciar agua potable para bajar inodoros.

Por su parte, la profesora no encuentra el sentido que las personas tengan que bombear los recursos con diesel y electricidad para alcanzar un recurso que literalmente les llueve. ‘‘Las soluciones nuevas para los problemas viejos recaen en el sentido común, en cómo no ensuciar el agua potable, el sentido común de no usar el agua de Carraizo cuando está lloviendo’’, urgió.

Después de todo, el embalse más importante de Puerto Rico está en el techo de nuestras casas, especificó Algaze Beato. Asimismo, la reserva de agua que cada persona pueda tener en el techo de su hogar, dependerá de dos factores: cuán grande sea el área de captación y cuánto llueve en el lugar donde vive.

Lo importante es maximizar el área de retención para que cuando no llueva, se pueda obtener resguardo. El primer paso es observar las condiciones del techo, porque a veces los materiales con los que se impermeabilizan los techos son nocivos para la salud.

‘‘Tú no te quieres comer pedacitos de membrana asfáltica, ¿verdad?. Entonces, ya tú sabes que tu techo tiene unas limitaciones que tú las puedes pasar si las tratas y las filtras. Y aunque no las trates ni las filtres, el agua que recojas de tu techo te puede servir para muchas cosas, por ejemplo regar las matas, lavar pisos […] lavar carros, lavado de maquinaria y para bajar inodoros esa agua está perfecta’’ agregó.

Inclusive, la arquitecta describió que si se filtran todas las partículas a través de un filtro de carbón, también se podría bajar los inodoros.

Otro dato que sugirió Algaze Beato es que la gente se empiece a fijar si su fregadero tiene un aireador. ‘‘Yo lo ha calculado. Esto podría resultar en una diferencia de hasta 40 por ciento en reducción en consumo de agua y un aireador no cuesta ni siquiera cinco dólares’’, mencionó. Sumó que un cabezal de ducha de alta eficiencia también puede afectar de manera positiva la factura de agua.

Según la arquitecta licenciada, las personas no tienen que ser ni tan creativas. Simplemente, recobrar sabiduría, del mismo modo como en que ella la recobró: lavando platos en la casa de su mamá y bajaba un chorro de agua, como una pluma abierta, y pensó: ‘‘¿por qué yo no saco el plato por la ventana?’’.

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