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Cautivados por Man of la Mancha

Por Joaquín Octavio

Cientos de estudiantes abarrotaron el Teatro Universitario para conocer a Don Quijote de la Mancha, el viejo escudero que alcanza la más profunda lucidez desde la locura de un delirio caballeresco. Al entrar al Teatro Universitario completamente lleno de estudiantes provoca una sensación de sobrecogimiento. Sus voces generan ambiente denso, que se carga de una energía difícil de contener. Dan la tercera llamada y los estudiantes gritan a medida que las luces bajan. Suena la obertura, y en la sala se produce un silencio inusitado.

La música de Man of la Mancha tiene unos toques de la música folclórica española pasados por el tamiz de Broadway.  Un efecto parecido al fenómeno exotizante del “espagueti western”, cuando los cineastas italianos se apropiaron del género de los vaqueros estadounidenses. La letra de las canciones, escritas originalmente en inglés por Joe Darion y traducidas por los profesores Jorge Perez-Renta y Edgar García, fluyeron con soltura en las voces del elenco. La métrica y los matices fueron muy bien cuidados, tanto en el manejo de los chistes como de las partes más nostálgicas.

El elenco compuesto por estudiantes y profesionales, se vio uniforme, con un mismo registro actoral. Las presencias escénicas pertenecían a un mismo mundo, creado por Edgar García, director del montaje. Este mundo fue ambientado por una escenografía enorme, con varios umbrales y niveles que permitieron una variedad de puntos de entradas y salidas. El espacio cumplía con la función de presentar una mazmorra medieval, espacio en el que se desarrolla toda la pieza, pero con la suficiente ambigüedad estética para convertirse en una serie de espacios en los que se desarrollan las elucubraciones de un Miguel de Cervantes. En el desarrollo de la trama, Cervantes se ve obligado a defenderse de un montón de criminales violentos que lo amenazan con quemar sus manuscritos, dentro del calabozo al que lo han echado. Julio Enrique Court estuvo a cargo de interpretar al ingenioso e idealista Miguel de Cervantes, que con facilidad se convertía en el Quijote. Su interpretación mostró mucho cuidado y ternura al abordar un personaje de proporciones épicas.

El cambio más drástico entre el Quijote original y esta versión musicalizada se basa en el desarrollo del personaje de Aldonza, bautizada por el Caballero de la Triste Figura como Dulcinea del Toboso. Aunque vemos al Quijote revivir algunas de sus aventuras más famosas, como su batalla contra un molino de viento, esta obra realmente nos cuenta la historia de cómo Aldonza (Michelle Brava) interpretó con éxito al personaje de una prostituta, endurecida por un mundo hostil, que recupera la ilusión de vivir gracias a su encuentro con el Quijote que interpreta Cervantes. La audiencia hizo una conexión inmediata con Brava, aplaudiendo cada canción que interpretó, y riendo con sus réplicas ingeniosas y groseras. Con la declaración de Aldonza “Mi nombre es Dulcinea” la emoción contenida, toda la energía acumulada durante dos horas estalla en una ovación de gritos y aplausos.

El domingo 8 de noviembre concluye una exitosa serie de presentaciones de Teatro Repertorio en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.  Este esfuerzo le devuelve al Teatro Universitario un taller de trabajo fundamental para la comunidad universitaria y para el país.  Espero continúen los esfuerzos para que estudiantes y profesionales sigan compartiendo las tablas, y que los estudiantes de todas partes de la isla vengan al Recinto de Río Piedras para ser cautivados por la magia del teatro.

Fotos por Dania García Lebrón
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