
Orlando Ruiz: “más que un lugar de trabajo, el recinto ha sido mi casa”
Por Ana B. Umpierre Rivera
Tras 30 años de trabajo como ingeniero eléctrico para la Oficina de Conservación de Instalaciones Universitarias (OCIU) en el Recinto de Río Piedras de la UPR (UPRRP), el próximo 30 de abril Orlando Ruiz culminará sus labores con su jubilación, no sin antes reflexionar sobre su paso por la universidad del estado.
Para el estimado empleado, la Universidad de Puerto Rico (UPR) es la institución que le permite a aquel joven que no tiene recursos económicos, pero que tiene las capacidades, aspirar a hacerse un profesional. Subrayó que ese debe ser el norte de esta institución en todo momento y que en esta universidad “no se venden diplomas”. Reiteró que “el recinto es más que un lugar de trabajo, el recinto ha sido mi casa”.
Así afirmó el ingeniero el valor que tiene para él su UPR, donde ha transcurrido la mayor parte de su vida pues de niño estudió en las escuelas laboratorio, desde kindergarten hasta graduarse de la Escuela Secundaria (UHS), y luego continuó sus estudios universitarios en la UPR de Mayagüez.
Sumada su larga trayectoria laboral en la oficina de conservación del recinto, Ruiz puede dar testimonio de cómo ha sido la IUPI a través de las décadas… Cuando Plaza Universitaria era Bellos Oficios, cuando aún no existía el “nuevo” edificio de Ciencias Naturales (Fase II) ni el Complejo Deportivo, entre otras transformaciones del campus centenario.
Mientras jugaba con sus espejuelos, recordaba la ironía de su contacto con la ingeniería eléctrica. Curiosamente, Ruiz decidió en cuarto año de escuela superior que no estudiaría nada relacionado con las matemáticas luego de fracasar en varios exámenes de Álgebra II. Determinó entonces perseguir su sueño de estudiar fotografía. Sin embargo, los costos para continuar esta profesión no se lo permitieron. Fue admitido a Mayagüez, donde se inclinó por la energía eléctrica… “¡la ingeniería que más matemáticas usa!”, según observó con una risa interminable.
El ingeniero, como parte de su ardua labor en el recinto de Río Piedras, se adjudica la inserción de un sistema de iluminación que alumbra desde la pared del edificio hacia fuera, contrarrestando las sombras. Además, ha colaborado con el alumbrado exterior de nuestra institución, respondiendo a quejas del estudiantado. Sin embargo, puntualizó que “siempre hay la impresión de que el recinto tiene áreas oscuras, pero estamos en un bosque urbano y no queremos perder el bosque; porque el bosque es un pulmón que respira en esta área”.
Ruiz ve la UPRRP como “la ciudad dentro de Río Piedras”, dado el número de personas que entran y salen diariamente, y el que sea un centro que opera 24 horas al día, siete días a la semana, 365 días al año, dijo. Ante esto, señaló que su función desde que comenzó a trabajar aquí ha sido “mantener esto operando”.
Luego de tres décadas de servicio, a Ruiz le toca pensar no en los cables y la electricidad, sino en sus planes luego de la jubilación. Cuando se le preguntó sobre sus planes, subió su mirada y con un tono casi imperceptible de picardía sacó su teléfono, tomó sus espejuelos y buscó en su celular una foto. Mientras se reía silenciosamente comentó: “Me está esperando en casa un artefacto para navegar, y mi esposa está cogiendo también licencia de navegación”.
Aunque sus planes de irse a navegar por Icacos, la Bahía de Salinas y la Bahía de San Juan están presentes, no descartó la posibilidad de irse a Francia a apoyar la participación de su hija en un maratón. Sin embargo, confesó que aunque le gusta la idea de retirarse, no tiene planes de abandonar el recinto completamente. Reafirmó que a quienes más extrañará cuando se vaya, será a los estudiantes.
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