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Gregorio “Goyo” Acevedo recibe Doctorado Honoris Causa

Por Ana Umpierre y Zuleika Andújar Martínez

A las 10:12 de la mañana del 7 de diciembre, el órgano del Teatro de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras comenzó a sonar. Desfiló el claustro, y luego el hombre homenajeado. Con aplausos y gritos, Gregorio “Goyo” Acevedo, hizo su entrada triunfal hacia el proscenio para ser galardonado con el Doctorado Honoris Causa por su ejecutoria en el campo de la música y las artes.

Entrada las 10:58 de la mañana, el tuno mayor se convirtió en el doctor Gregorio Acevedo González. El teatro retumbaba con aplausos y gritos; se escuchaban los “te amo Goyo”. Mientras le colocaban la esclavina doctoral, el quijote riopedrense, como muy a menudo se le conoce, miraba hacia el suelo con una sonrisa tímida. De forma inesperada varias personas se acercaron a la tarima del teatro para colocar en ella sus capas de tunos, como muestra de respeto y agradecimiento al director de la reconocida Tuna de la UPR.

Goyo se acercó al podio y con su característico sentido del humor comenzó su discurso “me pidieron un discurso. Y cuando vine aquí, el discurso tenía 40 páginas”. El público no pudo resistir las carcajadas. El laureado confesó que “en estos momentos me gustaría tener el don de palabra de la profesora Luce López Baralt… De todas maneras profesora, será un gran placer que me incluya en su título de propiedad de la torre, de nuestra universidad, porque yo también la siento mía”.

A modo de resaltar la vida de Don Goyo, el presidente interino de la UPR, José A. Lasalde Dominicci, destacó el cariño que le tiene la comunidad universitaria al tuno mayor, afirmando en un tono jocoso que todos “hemos gritado: ‘Goyo tu eres mío”. Las risas y aplausos no se hicieron esperar y retumbaron a lo largo del teatro universitario. Reconoció además las habilidades características del también profesor de esgrima, pues él “ha desafiado las leyes de la gravedad en sus saltos y su ejecución magistral en la pandereta y con la bandera”.

Durante el acto protocolar, la Tuna de la Universidad aprovechó la ocasión para hacer una presentación especial dedicada a su querido director. Al son de cuatros, guitarras, mandolinas y panderetas los estudiantes le rindieron homenaje a su tuno favorito cantando una canción que narraba la vida del Quijote riopedrense. Durante la ceremonia de distinción se destacó además que una de sus mayores aportaciones fue llevar a Europa la primera agrupación mixta a las competencias de tunas masculinas.

Asimismo, el Coro de la UPRRP también hizo su presentación para deleitar a un público amante de las bellas artes. Desde la tarima, el doctor Gregorio “Goyo” Acevedo entonó el himno al Alma Mater, con pecho inflado y una sonrisa en su rostro. De esta manera dejó claro que por siempre será el gallito mayor.

En el desfile de salida, todos los miembros actuales de la tuna colocaron en el suelo sus capas adornadas con banderines y estampas para que el tuno mayor caminara sobre ellas a modo de tradición; acto que arrancó lágrimas en los presentes.

Por los pasados 44 años, Don Goyo ha estado al frente de la mítica Tuna de la UPR, garantizando el éxito de esta agrupación tanto en la isla como a nivel internacional. Por décadas ha llevado a generaciones de estudiantes a ganar competencias alrededor del globo, sobretodo en la cuna de la tradición tunera: España. A medio siglo de fundada, la Tuna sigue cosechando éxitos de la mano de su insigne portavoz.

La música y el deporte; sus grandes pasiones, han sido sus eternos compañeros a lo largo de su fructífera vida. Debajo de su capa de tuno guarda su espada de noble caballero. El Don Quijote nacido en Ponce es experto esgrimista y ganador de numerosos reconocimientos dentro y fuera de su terruño. También se ha destacado como atleta de pista y campo en las competencias deportivas de los empleados públicos.

Ni este reconocimiento otorgado en el Teatro de la UPR, ni sus años bien llevados representan el final de su carrera de logros; se trata de ganar nuevas conquistas y seguir nutriendo a las futuras generaciones con su espíritu valeroso. Su ejemplo de vida nos demuestra día a día que cualquier sueño es posible, y que el verdadero goce de la vida radica en el corazón.

El Doctorado Honoris Causa otorgado a Gregorio Acevedo fue recomendado por el Decanato de Estudiantes con el aval del Senado Académico de la UPRRP y la presidencia de la UPR. La distinción académica fue conferida por la Junta de Gobierno del Primer Centro Docente del País, en reunión celebrada en el mes de septiembre.

El Reglamento General de la UPR establece que el Doctorado Honoris Causa es otorgado a claustrales o ciudadanos que hayan contribuido al desarrollo de las “ciencias o de las artes, o cualquier manifestación del saber humano, ya en su campo profesional, o mediante actuaciones que promueven el desarrollo de los valores más preciados de la humanidad”.

Fotogalería por Héctor Suárez

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