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Jerezana gana importante beca ambiental

Por Diálogo UPR
José Karlo Pagán

Los ojos verdes de Deborah Aurora Rodríguez Díaz tienen hoy un brillo especial. Más del acostumbrado. No puede esconder la sonrisa, esa que emana frescura y humildad. Sonríe y sus pómulos se ensalzan, se sonrojan. No es para menos. La joven periodista acaba de ganar la beca de periodismo ambiental que otorga el Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

La emoción, en estos momentos, es más grande que su estatura. Lloró cuando escuchó la noticia. Lloró de emoción, de alegría, de satisfacción. Las lágrimas inundaron su rostro, pues esta vez, luego de tres intentos, lo había logrado.

Deborah, de 22 años, es de Yabucoa. Es casi imposible que no le guste el campo, comenta. Siempre le ha encantado el ambiente. Vivió rodeada de naturaleza. Corrió por las calles de la conocida Ciudad del Azúcar y miró el mar Caribe, tan azul como su color favorito.

“Desde pequeña me gustaban las clases de ciencia y los profesores me regalaban los libros de biología y me encantaba leerlos. Sabía todo lo que veía en la naturaleza porque lo había leído”, dijo con la mirada al horizonte, recordando.

Deborah también es trovadora, casi de nacimiento. Lo hace desde los ocho años. Y al parecer, su amor por la trova es igual al que siente por la naturaleza. En el primer certamen que participó unió sus dos pasiones:

“La madre naturaleza está siendo amenazada
y en forma desenfrenada, se destruye su belleza
esa actitud de torpeza un grave daño acarrea
hay que parar como sea el daño hacia el planeta
para lograr esa meta, es de todos la tarea”

Con estas décimas sobre el ambiente, escritas por Héctor Muñoz Mujica, Deborah compitió por primera vez en un concurso que hizo el Departamento de Educación en coordinación de la Junta de Calidad Ambiental.

Y así se fe fortaleciendo más y más el amor, el respeto y la responsabilidad de la joven por todo aquello que nos rodea.

Participó de varios talleres de la fundación sin fines de lucro Para la Naturaleza, que busca un futuro sustentable para Puerto Rico. Y fue parte, por ocho años, de los talleres de inmersión que brinda la fundación. Allí, tuvo la oportunidad de regalarle su conocimiento a los más pequeños.

Deborah ha visitado playas, arrecifes, manglares, cuevas, ríos, el Cañón de San Cristóbal, ha presenciado la salida de murciélagos, se ha sumergido en la naturaleza, y la ha sentido, y la ha vivido.

“Eso te hace tener una conexión especial con ella [la naturaleza] y con uno mismo porque cuando estamos inmersos en la naturaleza significa que estás entregado por completo y todos tus sentidos se disponen a percibir lo que la naturaleza tiene para ofrecerte”, reflexionó la yabucoeña.

No es lo mismo ir a la playa con tus amigos que ir a sentirla, explicó. No es lo mismo ir solo, sentirla, conocer a qué sabe, cómo se oye y luego tratar de describirlo. Es un ejercicio que hace con los niños del taller: los manda a explicar cómo le describirían la playa a una persona ciega.

“Y en mis historias siempre trato que las personas puedan sentir lo que yo siento”, notó.

Ahora bien, Deborah es periodista. No decidió estudiar biología ni ninguna otra rama relacionada a las ciencias. Sin embargo, desde el periodismo aporta al ambiente y a un mejor futuro para todos.

Hace tres años, en febrero de 2014, llegó a Diálogo a través de una práctica supervisada de la Asociación Puertorriqueña de Estudiantes Periodistas (APEP) del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP). Cumplió sus horas asignadas, pero decidió seguir asistiendo a la redacción. Luego de un tiempo, la asignaron como periodista residente en la UPRRP.

Ciertamente, el ambiente ha sido lo suyo. Sus dos primeras publicaciones en el periódico impreso de la UPR fueron relacionados a la naturaleza, la primera sobre la contaminación del ruido y la segunda sobre la restauración del Bosque Modelo luego que lo quemaron.

“De las mejores experiencias en Diálogo ha sido poder escribir de ambiente y hacer visitas de campo. Por ejemplo, cuando hicimos Diálogo Verde el año pasado fuimos a Orocovis y vimos a un grupo de niños aprendiendo sobre agricultura, y fuimos a Yauco y conocí a mujeres caficultoras. También, cuando hice el recorrido de la erosión costera en Parcelas Suárez y lo impactante que es tener tu casa frente a la playa y saber que el mar se la va a comer”, rememoró.

A Deborah, que ha participado en tres ediciones de Diálogo Verde –iniciativa del periódico donde se exploran temas ambientales–, le gusta que sus historias tengan un rostro que ejemplifique los problemas que vivimos a diario, pues busca que los lectores se puedan identificar en ellas y puedan sentir empatía por los demás.

Este año, con la misma ilusión que ha asistido en tres ocasiones anteriores, participó de los talleres ambientales que ofrece el CPI. En las tres ocasiones había sometido su propuesta para ser evaluada y resultar como la ganadora de la beca, pero no había ocurrido.

“Esta vez la hice y la hice pensando en que me la quería ganar”, contó, atrevida.

Y sucedió. Este año, luego de tomar el taller enfocado en el Plan de Uso de Terrenos (PUT), resultó ser la ganadora de $2,000 para realizar su propuesta investigativa. Aunque el tema de la propuesta es confidencial, comenta que es un tema de relevancia y los datos que se revelen podrían tener un impacto a nuestra sociedad.

“Si todo sale como se supone dentro de seis a nueve meses la investigación se publicará”, confió.

La yabucoeña tiene preocupaciones reales por el ambiente, y más en Puerto Rico. Por eso afirma que es necesaria la fiscalización en este campo. El silencio no es una opción para ella porque el ambiente que nos rodea también le pertenece a las generaciones futuras.

“Es alarmante que no haya políticas públicas coherentes que salvaguarden el ambiente, que la vulnerabilidad de los ecosistemas es tanta que basta con firmar una orden ejecutiva que podría anular los procesos y regulaciones ambientales”, soltó.

Para la joven periodista, es necesario desarrollar el ambiente de una manera consciente y darle los mejores usos al espacio aun cuando no necesariamente deje beneficios económicos a corto plazo, pero sí más bienes para el futuro.

“En el periodismo lo importante no es solo la política o la economía, sino el lugar que nos rodea porque si no tenemos un lugar sano no podemos vivir”, manifestó.

Deborah se gradúa, y está clara que no se cierra a hacer solo periodismo ambiental, pues posee las cualidades para desenvolverse en cualquier área y tema al que se le asigne. No obstante, la naturaleza y todo lo relacionado a ella siempre guardará un espacio importante en su agenda, y se compromete a mantenerle el ojo echado.

Aunque Deborah terminó recientemente sus labores aquí en Diálogo, para volar a otros espacios, continuará laborando en él como periodista freelance porque desea publicar aquí el reportaje investigativo.

“Diálogo es como un nido de aves migratorias, aquí llegamos y sabemos que nos vamos a ir, pero también sabemos que vamos a regresar. Diálogo es un espacio para nutrirnos, crecer y para volar”, celebró.

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