
Nombran anfiteatro de Educación con el nombre la Profesora Emérita Nilda García Santiago
Recientemente, la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, llevó a cabo la ceremonia para designar su Anfiteatro Número 3 con el nombre de la insigne Profesora Emérita, Nilda García Santiago.
Esta educadora se inició como profesora de álgebra en la Escuela Secundaria (UHS) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en los años sesenta. Ofreció cursos en las facultades de Educación y Ciencias Naturales. A nivel administrativo ocupó varias posiciones, directora de departamento, decana asociada de asuntos académicos, decana de facultad, miembro del Senado Académico y representante claustral en la Junta Administrativa del Recinto de Río Piedras de la UPR.
Luego de su retiro, esta universitaria continuó su andar a favor de la educación y dirigió los trabajos que produjeron la Ley Orgánica del Departamento de Educación de Puerto Rico. También perteneció a diversas organizaciones como la Junta de Retiro de la UPR, la Asociación de Empleados del ELA, la Asociación de Pensionados del Gobierno de Puerto Rico y el Consejo de Educación Superior de Puerto Rico.
Por estas, entre muchas otras razones, es que en el 2012 el entonces Consejo de Estudiantes, por medio de su senador académico estudiantil, y ahora profesor de la UHS Miguel A. Hernández Delgado, presentó una resolución para designar el Anfiteatro Número 3 con su nombre. La petición fue aprobada por unanimidad en la asamblea del claustro de la Facultad, en el Senado Académico (C# 112 2013-2014) y en la Junta de Gobierno de la Universidad de Puerto Rico (C#106 2013-2014). De esta manera, queda grabado por siempre el legado y ejemplo, digno de emular, de la Profesora Emérita Nilda García Santiago.
La coordinadora del Comité Organizador, profesora Maritza Enríquez de Muñiz expresó durante la actividad que esta concesión “honra a una maestra de maestros, una de las educadoras más destacadas de Puerto Rico.”
Por su parte, el profesor Hernández Delgado, miembro del Comité Organizador, afirmó que, aunque la profesora García Santiago partió en el 2012 su legado, así como su personalidad versátil y multifacética, han quedado para siempre en sus corazones. “Por ello, honramos de manera permanente el legado de nuestra Profesora Emérita Nilda García Santiago. La figura cimera de la profesora quedará plasmada para siempre en nuestra Facultad de Educación, y será conocida por las próximas generaciones de estudiantes y profesores”, afirmó.
La familia de la profesora, representada por su sobrina Vydia Enid García, expresó su agradecimiento por este homenaje póstumo y el compromiso de la profesora García Santiago con la educación pública puertorriqueña, en todos sus niveles.
Más sobre la Profesora García
Nilda García Santiago se inició como maestra de escuelas públicas en los pueblos de Corozal (1953-1956) y Bayamón (1956-1957). A principios de la década del 60 se le recluta como profesora de álgebra en la Escuela Secundaria (UHS) de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Inicia, desde ese momento, una destacada labor como universitaria y académica. Destacó de manera sobresaliente en su cátedra, contribuyendo, así, a la formación de profesionales del más alto calibre en Puerto Rico. Fungió como catedrática en el Departamento de Programas y Enseñanza de la Facultad de Educación y ofreció cursos de matemáticas en la Facultad de Ciencias Naturales. Ocupó varias posiciones administrativas tales como directora de departamento (1975) y decana asociada de asuntos académicos (1976-1978). En el 1986, el entonces rector del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico Dr. Juan Fernández, la nombra decana de la Facultad de Educación, siendo la única mujer en el entonces cuerpo de decanos, y constituyéndose en una de las decanas más recordadas, respetadas y de mayor arraigo en su comunidad colegial a través del tiempo.
Bajo su incumbencia como decana, consignó su compromiso con los estudiantes universitarios al promover la participación de estos en los cuerpos de gobernanza de la universidad y encargándose de ofrecer participación al Consejo de Estudiantes en la preparación de los documentos para evaluar los profesores. Además, implantó el Fideicomiso de Patria y Providencia Calzada, para proveer becas a estudiantes de bajos recursos económicos o que desearan llevar a cabo investigaciones. A ella, también se le debe la implantación del Congreso Puertorriqueño de Investigación en la Educación.
Representó a sus pares ante el Senado Académico del Recinto de Río Piedras de la UPR por espacio de ocho años y tres años como miembro exoficio, donde se destacó por fomentar el debate académico, siempre en defensa de los más altos principios, los derechos del claustro y los estudiantes, la libertad de cátedra, los programas académicos y el desarrollo de la institución. En este cuerpo se le designa como subsecretaria, representante del claustro ante la Junta Administrativa (1985-1989) y como presidenta del Comité de Ley y Reglamento.
En el 1989 se acoge a la jubilación del sistema universitario, aceptando el reto de dirigir la Comisión Especial Conjunta para la Reforma Educativa Integral en la Asamblea Legislativa de Puerto Rico. A menos de un año de asumir esta encomienda, viabiliza el proyecto de ley que ambas cámaras aprueban por unanimidad y que, finalmente, se convierte en la Ley 68, que produjo la Ley Orgánica del Departamento de Educación de Puerto Rico. De igual manera, se desempeñó como presidenta de los Empleados Jubilados de la UPR (1998-2005); representando a sus pares en la Junta de Retiro de la UPR; en la Asociación de Empleados del ELA en su Asamblea de Delegados (2003-2007) y en la Asociación de Pensionados del Gobierno de Puerto Rico. En el 2002 la exgobernadora Sila María Calderón, le extendió el nombramiento como miembro del Consejo de Educación Superior de Puerto Rico. Y en el 2005, el exgobernador Aníbal Acevedo Vilá la renominó para ese puesto, el cual ocupó hasta el 2009, cuando renunció en solidaridad con los empleados despedidos por la Ley Núm. 7 de 2009.
A petición de la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras de la UPR y con la aprobación unánime del Senado Académico, del Presidente y de la Junta de Síndicos UPR, se le confirió la máxima distinción que otorga la institución: Profesora Emérita, del Centenario de la Facultad de Educación (2000). En el 2007 la Asociación de Maestros de Puerto Rico (AMPR) reconoció su extraordinaria contribución a la educación puertorriqueña y su liderato incuestionable en la defensa del magisterio y la educación pública, otorgándole las dos distinciones máximas de la institución simultáneamente, el Premio Nacional Maestro Rafael Cordero y el Premio José Eligio Vélez, un precedente hasta el momento.