
Una vez atleta, siempre atleta
Por Marline Eunice Rodríguez
Estudiante Reportera
Oficina de Comunicaciones
Recinto de Río Piedras – UPR
Fotos por Christiane Cruz Muñoz
Fotos B&W de Archivo
“Una vez atleta, siempre atleta”, es lo que afirma el exatleta olímpico Domingo A. Cordero Clase, quien trabaja en el Departamento Atlético de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RRP), como coordinador de actividades extracurriculares, no obstante, ha dedicado más de 20 años de su vida a la práctica del atletismo, especializándose en el evento de 400 metros con vallas.
Cordero Clase afirma que la inspiración de practicar el atletismo se la debe a Héctor “Perchi” González, su entrenador en etapa juvenil, quien lo alentó a incursionar en el deporte de pista y campo.
Cuenta que en un principio se estrenó en el deporte de atletismo corriendo 100 metros y 200 metros, pero tras la necesidad de un corredor de 400 metros con vallas en el equipo Atlético del Municipio de Carolina comenzó a practicar esa modalidad. Su entrenador en ese entonces, “Perchi” González, vio en el joven Domingo, la persona idónea, con la estatura y las capacidades para practicar el evento. Continuó sobresaliendo en las carreras de su escuela elemental y así sucesivamente en su escuela intermedia y superior, hasta desempeñarse como atleta de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Roberto Velázquez Rosaly, entonces Entrenador Jefe de los Gallitos, al ver su increíble desempeño, le otorgó una beca. Así comenzó un lazo con el deporte, la universidad y con su entrenador Velázquez Rosaly, que ha durado hasta el día de hoy. Él fue su entrenador desde que entró y salió de la universidad, hasta que se retiró en los años 2000. Fue “todo lo que un atleta puede pensar de un entrenador, eso es el señor Roberto Velázquez para mí.”
El deporte de pista y campo, indicó Domingo, le abrió muchas puertas en el ambiente laboral y en el ambiente cotidiano, convirtiéndolo en una persona reconocida por su representación en la isla y alrededor del mundo.
Unas de las contribuciones más significativas de Cordero como embajador deportista fue su participación en los Juegos Centroamericanos Juveniles en San Juan, en 1984, en el que compitió en los 400 metros con vallas ganando segundo lugar. Subir a ese podio le dio la oportunidad a Puerto Rico de obtener la primera medalla internacional en unos juegos de esta categoría.
En esta etapa, algo que marcó su carrera fue ser becado en la Universidad de Puerto Rico, donde actualmente trabaja y de la cual también se graduó con un bachillerato del Programa de Educación Física y Recreación de la Facultad de Educación en el 1990. Su representación como atleta del primer centro docente del país fue por cuatro años. Y sus últimas competencias fueron en el 1989, no obstante, ahora apoya al estudiante-atleta como funcionario universitario.
Como atleta de 400 metros con vallas, fue bien relevante su actuación en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Santiago de los Caballeros en República Dominicana en 1986, en Ciudad de México en 1990, donde ganó la medalla de oro, estableciendo un récord en los Centroamericanos y en Ponce en el 1993, rompiendo la marca centroamericana por segunda vez. Participó, además, en los Centroamericanos de 1998 en Maracaibo, cuya representación cerró sus ciclos como atleta élite.
Durante esos años, también participó de tres Juegos Olímpicos (Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996) y en cuatro Juegos Mundiales de Atletismo (Tokio 1991, Stuttgart 1993, Gotemburgo 1995 y Atenas 1997). El explusmarquista resaltó sus últimos Juegos Mundiales de Atletismo en Atenas como lo más importante en su carrera.
En el 2011, por su desempeño ejemplar como deportista, estudiante y funcionario universitario fue exaltado al salón de la fama del deporte riopedrense. Y en el 2015, con cinco décadas de vida, Domingo Cordero fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño. El atleta afirmó que ser reconocido a ese nivel es de mucho peso y de mucho valor.
“El deporte de pista y campo ha significado una sola cosa, disciplina”, afirmó con mucha determinación y humildad.
En los reconocimientos, récords y su larga trayectoria, Domingo Cordero deja un legado irrevocable en el mundo del deporte. Una vez se retiró de competir a nivel nacional, entrenó atletas en la Universidad de Puerto Rico por siete años, particularmente, a los vallistas.
“Ayudar a la juventud en el deporte de pista y campo ha sido una de las mejores contribuciones a través del deporte”, apuntó.
Este corredor, siempre activo, ha participado en Master Mundiales de Atletismo, pero ya no en carreras de 400 metros con vallas, si no de menos distancia, como en carreras de 110 metros, en las cuales también se ha destacado.
Asimismo, el olímpico agradece a todo aquel que aportó su granito de arena para que él llegara a ser representante de Puerto Rico a nivel local, nacional y mundial. Agradece de manera especial a su madre Carmen Rodríguez, ya fallecida, “la campeona, la madre que me consiguió todo, la que me enseñó una educación de excelencia y a la que le debo todo hoy día”.
Muy orgulloso de su desempeño en el deporte ahora se encuentra trabajando en la universidad. Afirma que aún se siente productivo y se encuentra trabajando en la universidad, enfocado en disfrutar del tiempo con sus dos amores: el deporte y su familia; esta última compuesta por su esposa Aixa Moreno y sus hijos Tatiana, Thalia y Gabriel.