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Profesores y estudiantes del recinto ven en la educación a distancia una oportunidad de crecimiento

Abimarie Rivera Martínez
Estudiante Reportera
Oficina de Comunicaciones
Recinto de Río Piedras – UPR

 

La llegada del novel coronavirus ha traído consigo múltiples retos que han trastocado la forma en que se imparten los cursos en el mundo académico. Atrás han quedado las aulas y las clases presenciales que se impartían en los centros universitarios para darle paso a una educación completamente en línea basada en la tecnología y en las herramientas que esta nos ofrece.

Dada las circunstancias actuales, aproximadamente el 95 por ciento de los cursos del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (RRP-UPR), están siendo ofrecidos mediante plataformas como Moodle, Zoom, Google Meet, entre otras.

“Mi experiencia ha sido muy buena, aunque al principio fue frustrante por no estar familiarizado con las plataformas”, comentó el doctor Javier Pagán Irizarry, catedrático en el Departamento de Gerencia, de la Facultad de Administración de Empresas (FAE) del RRP-UPR, y presidente del Comité de Personal de la FAE. No obstante, opina que la educación a distancia no debería sustituir la interacción que las clases presenciales les ofrecen, tanto a estudiantes como a docentes.

Pagán Irizarry -quien también es especialista en recursos humanos y conducta organizacional- resaltó que un beneficio que le ha dado la tecnología ha sido la oportunidad de conectar con sus alumnos. “He visto que los estudiantes están más atentos y muestran mayor interés en participar”, señaló. Y para hacer de los encuentros unos dinámicos y atractivos ha recurrido al uso de plataformas como Moodle, BigBlueBotton y Google Hangouts.

“Como docente siempre tienes que buscar la manera de mantener al estudiante despierto […] Cuando amas lo que haces y te apasiona impartir la enseñanza, das tu máximo para que tus alumnos aprendan y salgan con conocimiento de la clase […] Si logras que al final del camino pongan en práctica lo que les enseñaste, quiere decir que algo hiciste bien”, manifestó.

Sin embargo, también consigna que para algunos de sus colegas la experiencia de las clases a distancia ha sido mixta, particularmente por la preparación del material para cumplir con los requerimientos del curso. “Uno de los mayores retos que enfrentamos fue el poco tiempo que tuvimos para prepararnos y certificarnos. En mi caso, tuve que pasar por un proceso de ‘fast track’ para entender las herramientas, preparar las clases y hacer las presentaciones”, aseguró Pagán Irizarry.

Por su parte, el doctor Rafael Jackson Martín, profesor de Historia del Arte, destacó que el haber tomado la Certificación en Ambientes Virtuales en enero de 2017 le ayudó en el proceso de transición. “Esto ha supuesto un desafío para todos y por la situación de emergencia de salud pública había que hacer el cambio a en línea. Aunque esta es mi primera vez impartiendo cursos en esta modalidad, la certificación que tomé en el 2017 me ayudó mucho en la preparación de enfocar los materiales y poder hacer el cambio de la manera más razonable posible”, precisó el docente.

El educador de la Facultad de Humanidades explicó que ha recurrido al uso de actividades sincrónicas y asincrónicas para mantenerse en constante comunicación con sus estudiantes y que estos puedan sobrellevar el proceso de la mejor manera posible. Destacó que durante estas semanas ha visto cómo aquellos estudiantes que no se atrevían a participar en clase se han sentido en la libertad de realizar preguntas mediante plataformas como BigBlueBottom y Google Meet.

“No puedo tener quejas de mis estudiantes. Estoy muy orgulloso de ellos y han mostrado gran compromiso. Todos están atendiendo a clases y han cumplido con sus tareas. El que ha tenido alguna situación no ha tardado nada en dejarme saber que no tiene conexión a wifi, pero aún así entrega su tarea y se pone al día”, destacó emocionado el geógrafo. “Definitivamente estoy muy contento por el gran trabajo que están haciendo mis estudiantes. Ha sido una situación difícil para todos, pero la han sobrellevado bien”, agregó.

Incierto el regreso a las aulas

Ante el panorama que vive el país hay incertidumbre sobre cuándo será posible regresar al campus y si el próximo semestre continuará la oferta académica a distancia. Pero la prioridad en estos momentos -hasta tanto no se pueda detener la propagación del COVID-19-, es asegurar que la salud y vida de empleados y estudiantes no corren peligro.

En este caso el profesor Javier Pagán Irizarry precisó que aun cuando le gustaría retornar al aula, entiende que bajo las condiciones actuales una decisión como esta podría resultar en un mayor contagio y pondría en peligro la vida humana. “Las circunstancias ahora mismo no son las propicias, por lo que mantener las clases en línea es la mejor opción por el momento”, concluyó.

Estudiantes se expresan sobre la modalidad en línea

El SARS-CoV-2 ha cambiado la manera como conocemos al mundo y la educación en línea se ha transformado en el método más seguro para continuar con la asignación de tareas y finalizar el año académico. Más esta estrategia ha dificultado la otorgación de cursos que incluyen el componente práctico en su currículo.

El profesor Pagán Irizarry explicó que la opinión de sus estudiantes respecto al ofrecimiento académico a distancia ha sido variada y que aunque la mayoría de los participantes prefiere asistir a la universidad por estar en un salón de clases, otros, en cambio, optan por las materias a distancia.

La estudiante de trabajo social Sofía Ortiz Carro, por ejemplo, se ha enfrentado a múltiples desafíos desde que iniciaron las clases en modalidad “online” debido al mandato de cuarentena en la isla. “En mi concentración muchas clases dependen de la experiencia de campo. Así que, en ese sentido, ha sido retante porque todo ha sido en línea y algunos profesores están poco preparados para ello, porque están acostumbrados a la práctica”, explicó la joven que cursa su cuarto año.

La alumna de 21 años precisó que este no es momento para pensar en un potencial regreso a la universidad, sino, para repensarnos. “La pregunta no debe ser cuándo regresaremos a la universidad, la pregunta debe ser qué haremos con nuestras vidas”, señaló Ortiz Carro. “Necesitamos salir de esta, ¿cómo lo ejecutemos?, no importa, lo importante es salir. […] A veces nos ponemos mucha presión sobre los hombros y la realidad es que no vale la pena ahora perder la mente por situaciones que no podemos controlar”, afirmó la estudiante.

Mientras, Amanda Valentín Vázquez, estudiante de la Escuela de Comunicación (COPU), dijo que “algo positivo es que nos hemos visto obligados a mantener una comunicación más directa con los profesores cosa que, quizás, antes no nos atrevíamos”. Según la universitaria, esta comunicación les ha permitido a los profesores modificar sus cursos de manera tal que todos los estudiantes puedan comprender el material y beneficiarse del mismo.

Pero al igual que doctor Pagán Irizarry, la joven no cambia el salón de clases por la educación en línea. “Yo extraño mucho ir al salón de clases. No se compara tener el profesor o la profesora en el salón a estar frente a una computadora. Pero todos los profesores y profesoras están haciendo de su parte, porque en realidad es algo nuevo para todos”, aseguró la fémina que cursa su cuarto año de bachillerato.

“Yo creo que mis compañeros y yo -a pesar de las circunstancias- estamos claros de que queremos aprender, queremos echar pa’lante y ser profesionales de bien, no importa las circunstancias”, precisó.

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