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Subvención de $2.442 millones para ganar tiempo contra el mar

Por Mario Alegre Barrios
Oficina de Comunicaciones

Foto: Yainelly Ortiz Serrano

Se nos está haciendo tarde —muy tarde— para enfrentar la inexorable erosión de nuestras playas ante el aumento del nivel del mar que inunda de manera recurrente comunidades, viviendas y carreteras costeras.

“El aumento del nivel del mar nadie lo va a detener, dice pausada y categóricamente la doctora Maritza Barreto Orta, geóloga profesional, profesora distinguida y catedrática de la Escuela Graduada de Planificación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, quien lidera un nuevo proyecto relacionado con la erosión costera gracias a la subvención de $2.442 millones del programa Community Development Block Grant (CDBG) del Departamento de Vivienda federal por la propuesta “Coastal Erosion and Planning Capacity Building (CERP-PR) Project in Puerto Rico”.

Junto a la doctora Barreto, participan en este proyecto los profesores Dr. Aurelio Castro —de la Escuela Graduada de Planificación de la UPRRP—, Dra. Rosana Grafals —del Departamento de Ciencias Sociales de la UPR en Cayey— y el Dr. Rafael Méndez-Tejeda, del Departamento de Ciencias Naturales, de la UPR en Carolina—, así como un grupo de diez estudiantes graduados.

Según explica la doctora Barreto, quien también es miembro del Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático y directora y fundadora del Instituto de Investigación y Planificación Costera de Puerto Rico (CoRePI-PR), la propuesta fue sometida en agosto pasado, luego de terminar el proyecto de FEMA que culminó en una evaluación de las playas luego del impacto del huracán María en 2017, con el grado de erosión de los 44 municipios costeros en Puerto Rico.

“Luego de completar la presentación de los resultados en diciembre de 2022, se comenzaron a entregar los productos a diversos municipios, agencias y comunidades”, explica la doctora Barreto. “Entonces nos encontramos con que algunos municipios, comunidades y ONG’s que se nos acercaron, más allá de la explicación, necesitaban que les hiciésemos el trabajo de hacer las propuestas necesarias para conseguir recursos con agencias federales y así atender sus necesidades… cuando llego el momento de la ejecución. nos dimos cuenta de que, además de los datos, necesitaban la ciencia detrás de ellos”.

Según la narrativa de la propuesta, en Puerto Rico se han producido cambios costeros, especialmente una gran erosión que tiene como secuela pérdida de infraestructura, como edificios (residenciales, comerciales, gubernamentales),  caminos e instalaciones educativas. Para el año 2020, aproximadamente 728,272personas (alrededor del 22 por ciento de la población de Puerto Rico) vivía en áreas costeras que están a menos de 10 metros por encima del nivel del mar. Esta población puede estar altamente expuesta a eventos como inundaciones costeras, tanto ribereñas como costeras, aumento del nivel del mar, oleaje, marejadas ciclónicas y erosión costera.

La pérdida de anchura de la playa reduce el grado de protección de la costa, produciendo un aumento de la vulnerabilidad física y social de las comunidades costeras de Puerto Rico. La pérdida de ancho de playa también reduce los sedimentos y el espacio disponible para que se produzca la formación de dunas. Por lo tanto, existe una creciente preocupación de parte de la comunidad académica, grupos gubernamentales y comunidades costeras con respecto a la vulnerabilidad debido al aumento de la frecuencia y magnitud de los sistemas de tormentas tropicales en el Caribe, la prevalencia del aumento regional del nivel del mar e intensificación de las actividades humanas y la expansión urbana, lo que plantea a las agencias locales gubernamentales y privadas delinear prácticas y planes para ayudar a disminuir la vulnerabilidad costera con base en escenarios reales.

Debido a esto, se propone el diseño, desarrollo y ejecución de un Estudio de Erosión Costera y Proyecto de desarrollo de capacidades de planificación (CERP-PR) que puede ayudar y apoyar a las partes interesadas a aprender y comprender los cambios costeros, centrándose en la erosión costera y su implicación en el proceso de planificación y toma de decisiones, así como mejores prácticas de planificación costera.  La recuperación frente a la erosión costera solo será posible si se dispone de los mejores datos de referencia que nos orienten para ejecutar las intervenciones adecuadas.

El proyecto CERP-PR incluirá el diseño, desarrollo e implementación de tres protocolos costeros de creación de capacidades en materia de erosión y planificación; el desarrollo de estrategias para involucrar a las partes interesadas en el proceso de aprendizaje; y a evaluación del impacto del proyecto a lo largo del proceso de identificación de intervenciones para reducir la erosión costera. Se espera que, a través de este proceso, las partes se involucren en las experiencias de aprendizaje de las mejores prácticas de gestión para mitigar la erosión costera.

“Es muy importante destacar que alrededor de una tercera parte de la subvención está destinada a contratar estudiantes graduados bajo estipendio a razón de $1,600 mensuales para cada uno durante 24 meses y pago de matrícula”, señala la doctora Barreto. “También se contrataría a 4 planificadores y, si queda algo, pagar plan médico a los estudiantes”.

La doctora Barreto es enfática al señalar que “urge tomar medidas firmes ante esta situación que vive el mundo desde una perspectiva climática” porque “hay casos que ya no son reversibles porque el daño es de gran magnitud”.

“Los ciudadanos, las comunidades afectadas y la academia, van a tener que tomar decisiones de relocalización”, sentencia. “Es evidente que hay áreas de carreteras que se están adaptando, pero con eso solo se gana tiempo, 5, 10 años más quizá, pero dentro de poco van a tener que ser removidas y buscar nuevas rutas. Lo mismo sucede con comunidades, quizá no completas, pero si una o dos líneas de casas”.

Para la catedrática, “es urgente adaptarnos en aquello que el tiempo nos lo permite, pero, repito, esas soluciones son pasajeras para preparar estrategias de relocalización de manera responsable y participativa, con todos los afectados inmersos en el proceso de decisión”

—¿Cuánto tiempo tenemos, doctora?—

“Depende el área… por ejemplo, Villa Cristiana, en Loíza, ha perdido entre 200 y 250 metros de costa en los últimos 50 años y eso está documentado”, asevera. “Y Ocean Park y el aeropuerto Luis Muñoz Marín… si, en algunas partes se ha puesto cemento para proteger la propiedad y temporalmente eso podría parecer que funciona, pero es solo como poner un parche para ganar tiempo, pero el plazo se está agotando. Yo solo espero que nuestros esfuerzos de mitigación den la oportunidad de trabajar esas estrategias de localización que más temprano que tarde tendrán que darse”.

El proyecto financiado por esta millonaria subvención “es parte del esfuerzo que aspira a que, con información veraz, más sencilla y digerible, estamos dando a las comunidades las herramientas necesarias para esa planificación y que cuando llegue un nuevo huracán, que sin duda va a venir, las comunidades estén mejor preparados para enfrentar sus efectos”,  comenta la doctora Barreto.

“Con esos parches, repito, solo estamos ganando tiempo”, señala. “Sin duda en 5 o 10 años esos espacios en riesgo van a estar totalmente cubiertos por agua. ¿Hay que esperar a eso para tomar medidas? Pero tiene que haber visión, compromiso, continuidad y voluntad. En el comité del que formo parte acabamos de entregar el plan de adaptación y mitigación. Ahora hay que esperar a que haya visión y voluntad de parte de quienes tienen la facultad y el poder de ejecutar nuestras recomendaciones. Para el que no lo haga, la historia hablará…”.

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