Regresar

Miguel A. Nieves Domínguez representa un nuevo logro en el sueño educativo del padre Fernando Picó

Brian Miranda Matta
Reportero
Oficina de Comunicaciones
Recinto de Río Piedras – UPR

Fotos por Iván Valdés Reyes

En la década de 1990, el sacerdote y profesor Fernando Picó soñó con una educación universitaria accesible para los confinados en Puerto Rico. Entre las diversas historias de éxito que han surgido tras ese sueño, la visión de Picó –hoy– llega a un nuevo escenario a través de Miguel A. Nieves Domínguez, primer confinado admitido en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

A pesar de las rejas que lo rodean, la cárcel nunca ha sido un impedimento para que Miguel A. Nieves Domínguez se dejara contagiar por el sueño de Picó. El interés por conocer sus derechos, así como su deseo de encontrar una oportunidad para salir de prisión, despertaron su curiosidad por conocer más sobre las leyes. Como resultado, su anhelo por aprender y su espíritu “activista” lo impulsaron a seguir su sueño de estudiar Derecho, tras completar un bachillerato en Estudios Generales en 2022.

Inicialmente, Nieves Domínguez había sido aceptado para completar estudios graduados en la maestría de Gestión y Administración Cultural ofrecida por la Facultad de Humanidades. Sin embargo, su empeño por estudiar leyes le movilizó a cumplir con los requisitos necesarios para ingresar a la Escuela de Derecho.

Según rememora el universitario, estudió tan arduamente para tomar la prueba de admisión (LSAT) que –durante semanas– sus compañeros prisioneros y los oficiales de corrección temieron que se deteriorara su salud. A pesar de los retos que enfrentó, Nieves Domínguez aprobó el examen para acceder a la Escuela de Derecho.

Acorde con la decana de la Escuela de Derecho –licenciada Vivian I. Neptune Rivera–, la hazaña de Nieves Domínguez representa un logro histórico dado que es el primer confinado en ser admitido –en Puerto Rico– para completar un Juris Doctor. Además, es el primero –en el territorio estadounidense– en realizar este grado académico de manera presencial. “Como decana es un privilegio y un honor ser parte de esta iniciativa comenzada por el ímpetu y ánimo de Edna Benítez y –por supuesto– por la tenacidad de Miguel”, manifestó Neptune Rivera, quien resaltó que este avance en el sueño de Picó es ejemplo del compromiso con la rehabilitación de la población correccional.

Ante las palabras de Neptune, el alumno reconoció que tener la oportunidad de cursar estudios universitarios –desde el recinto– supone un despertar de la conciencia y un cambio en la visión de mundo. “Cuando llegamos a la universidad, la diferencia aquí es que ya nosotros salimos de la institución y ya no estamos en calidad de confinados. Ahora somos estudiantes. […] es una libertad, es volver a ser humano”, aseguró Nieves Domínguez.

A modo de reflexión, Nieves Domínguez expresó gratitud por todos aquellos que han transformado el sueño de Picó en una realidad concreta en su vida. Especialmente, brindándole una educación que le ha permitido aprender a ser crítico, a analizar, a pensar e ir más allá. “Esto que me está ocurriendo –más que histórico– es lo que hay que hacer. […] La educación es la herramienta y el recurso para la transformación social. Si a mí me ha servido, ¿por qué no lo puede servir a los demás?”, manifestó.

Durante este semestre, Nieves Domínguez cursa sus primeras cinco clases del grado académico. Sin embargo, ya tiene metas establecidas a largo plazo en las cuales aspira a provocar cambios –en el contexto carcelario– a través del desarrollo de un derecho penitenciario y la creación de despachos legales en los presidios. “Sé lo que quiero, sé a dónde voy y me veo trabajando para las comunidades marginadas”, enfatizó Nieves Domínguez.

Desde otra perspectiva, el universitario también ha inspirado a sus compañeros confinados y a los estudiantes con los que comparte sus cursos de Derecho. Así lo reafirman sus compañeros de clase Delvin Caraballo Rodríguez y Mariana Rodríguez Seguí, quienes aseguran que compartir las aulas con Nieves Domínguez demuestra lo que debe ser el compromiso de la educación en Puerto Rico. “Es un orgullo que mi universidad le abra paso a confinados a poder tener estas herramientas de educación y del cambio. […] Una educación para todos, todas y todes sin importar el lugar de donde vengan, donde se encuentran o las fallas que hayas tenido en un pasado”, puntualizó Rodríguez Seguí.

Tras enterarse sobre la admisión, la doctora Edna Benítez Laborde –coordinadora del Programa de Estudios Universitarios para Personas Confinadas– se conmovió al visualizar la evolución de Nieves Domínguez desde cuando lo conoció en el Anexo 292 –hace 10 años– hasta la actualidad. “Yo recuerdo como hoy ese primer día de entrevista donde acompañé al padre Picó. […] Fue la primera lección que tuve de una mirada más allá de un uniforme azul, de una persona y un potencial estudiante”, rememoró Benítez Laborde.

Asimismo, la catedrática Benítez Laborde se comprometió a luchar por obtener un indulto ejecutivo para Nieves Domínguez. “Me parece importante que [… Miguel] esté fuera del contexto correccional para un pleno desarrollo de sus capacidades y de su formación jurídica”, resaltó la educadora, quien también cuenta con el apoyo de los compañeros de clase del universitario.

Por su parte, la secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) –Ana Escobar Pabón– durante el anuncio de la admisión a la Escuela de Derecho, puntualizó que “a través de la educación es que podemos lograr la transformación de la vida de estas personas que están dentro del sistema correccional”, quien espera que –guiados por el ejemplo de Nievez Domínguez– sus sucesores ofrezcan continuidad al sueño de Picó.

Ir al contenido