
La emigración puertorriqueña protagoniza Velada Teatral en la UPR-RP
Por: Norihelys Ramos Rodríguez
Como informan los rotativos del país, entre el 2008 y 2012 casi 300 mil boricuas abandonaron la Isla, la mayoría profesionales de 35 a 40 años de edad que se marcharon a los Estados Unidos en busca de una mejor calidad de vida. Las estadísticas evidencian que el éxodo puertorriqueño, que inició en 1950, nunca se ha detenido.
De primera instancia, parece recurrente el tema de la emigración hacia los estados como Nueva York, Florida y Nueva Jersey. Cada vez aumenta la cantidad de puertorriqueños que compran pasajes de ida, pero no de vuelta. Sin embargo, las creadoras de la Velada Teatral, dedicaron la bohemia y el conversatorio del mes de octubre a este problema social con el interés de que La Carreta, obra de René Márquez, no sea la única referencia en el teatro que los estudiantes conozcan sobre la emigración puertorriqueña.
La Velada Teatral es una iniciativa que comenzó este semestre ante la necesidad de difundir la dramaturgia nacional y promover el análisis crítico. Un miércoles al mes, la profesora Rosalina Perales y las estudiantes Deddie Almodóvar y Mónica López, junto a un grupo de voluntarios, identifican mediante textos clásicos y contemporáneos temas vigentes e importantes. Por ejemplo, en septiembre discutieron la música en el teatro puertorriqueño. De esta forma, actores reconocidos y estudiantes del Departamento de Drama realizan una lectura dramatizada, que le permite a todos los presentes examinar y comentar el contexto histórico, las ideologías y los personajes de las obras.
En esta ocasión, Esta noche juega el jóker, Indocumentados y Mala Sangre fueron las tres obras que dramatizaron los actores José Luis Oyola, Yadilyz Barbosa, Gabriel Alfredo, Omar Torres Molina y Ángela Mari. Uno de los temas que se apreció en la primera presentación fue la participación de la mujer en la esfera laboral, pues el traslado hacia los Estados Unidos ocasionó mucho más que ganancias en la estabilidad económica; produjo cambios en los roles de género. Por eso, la mujer de la ciudad en Esta noche juega el jóker se identifica como una independiente.
Por otro lado, en Indocumentados, obra de José Luis Ramos Escobar, se presentó el discrimen que existe entre el emigrante puertorriqueño, el dominicano y el haitiano, al igual que el conflicto de identidad, cuando un hermano de la República Dominicana se hace pasar por puertorriqueño. Las historias de los personajes provocaron una reflexión sobre la esencia, cultura y hermandad de las islas caribeñas.
En cambio, la última lectura dramatizada representó la realidad que viven actualmente las familias y jóvenes profesionales. Mala Sangre, escrita en el 1985 por Roberto Ramos Perea, demuestra los conflictos que surgen cuando al personaje de Luna le ofrecen un trabajo en Dallas, Texas. Ella debe tomar la decisión junto a su esposo, Mario: quedarse en la Isla y perder la oportunidad, o marcharse para ejercer su profesión y ganar un salario que en Puerto Rico jamás le ofrecerán. En la Velada Teatral presentaron el primer acto y la última escena de la obra, donde se aprecia como el individuo con ‘mala sangre’ no es aquel que abandona su patria, sino el que niega su origen y cultura.
“¿Qué fue lo que compraron de nosotros? ¿Cuál fue la expectativa, cuál fue el sueño que nos vendieron y nosotros, estúpida y neciamente, compramos desde el 1986, cuando los ejecutivos de la Texas Instruments se metían al Colegio de Mayagüez y le ofrecían 40 mil dólares a los estudiantes de ingeniería civil, y aquello era como si le hubieran ofrecido un millón de dólares?”, cuestionó el dramaturgo Ramos Perea, autor de Mala Sangre, quien estuvo presente en el conversatorio.
Durante el pleno de discusión no se juzgó ni se criticó al ciudadano que se marcha. Al contrario, se reconoció que irse a buscar una mejor calidad de vida no les borra ‘la mancha de plátano’. Como muchos compartieron, a veces los que residen en Estados Unidos viven más orgullosos de sus raíces. Sin embargo, se debatió el rol de quienes permanecen en Puerto Rico.
“Cuando uno emigra, uno es capaz de hacer cosas que no puede hacer en su país. Por ejemplo, en Nueva York puedo ser mesero, pero aquí no. Entonces, los que nos quedamos, ¿para qué nos quedamos?”, reflexionó Omar Torres Molina, quien añadió que si decides permanecer en la Isla, es para “hacer algo y no para quedarte sentado”.
Por esto, Ramos Perea indicó que la emigración es una contradicción, y que el deber del teatro es plantear esas contradicciones para provocar discusiones y generar soluciones. Además, explicó que el problema son los sueños que se crean los puertorriqueños para justificar su emigración, pues no se trata de pensar que la emigración la produce el deseo individual, sino que es una renuncia a un bien colectivo por un bien individual.
En la próxima Velada Teatral, que será el miércoles 18 de noviembre, se discutirá el tema de la política en el teatro puertorriqueño. El encuentro, libre de costo, será en el Salón Multiusos del Centro de Estudiantes a las siete de la noche. Si desea información adicional, puede comunicarse al correo electrónico: velada.teatralpr@gmail.com.
Fotos por Gustavo Ramos
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