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“Canela”: una historia de amor, servicio y bienestar

Mario Alegre Barrios
Oficina de Comunicaciones

En la División de Educación Continua y Estudios Profesionales (DECEP) del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP), no solo se promueve el aprendizaje. También se cultiva la empatía, el bienestar y la ternura. Allí, una presencia especial se ha convertido en parte esencial del entorno: “Canela”, una perra rescatada que hoy forma parte del Programa de Ayuda al Empleado (PAE) como perra de terapia y apoyo emocional. Su historia, profundamente humana, está ligada a la de Myreilee Vega Pérez, coordinadora de proyectos de la oferta general de la DECEP y, sobre todo, su madre adoptiva.

Un encuentro inesperado 

“Siempre había querido adoptar una perrita”, recuerda Myreilee con una sonrisa. La oportunidad llegó de manera inesperada en abril de 2024, durante el evento “Vida Fest”, organizado por la DECEP. Aquella actividad reunió artesanos, agricultores, vendedores locales y varias organizaciones sin fines de lucro dedicadas a promover estilos de vida saludables.

Entre los participantes se encontraba un grupo de rescatistas de animales. Allí, en una jaulita, estaba una cachorra de apenas dos meses. “Fue amor a primera vista”, asevera Myreilee. “Siempre he tenido perros, pero nunca había vivido la experiencia de adoptar. Esta vez sentí que ella me eligió a mí.”

La cachorra, de mezcla indefinida, pero con rasgos de pitbull y bóxer, no tenía nombre. Los rescatistas la llamaban “Juana Díaz”, por el municipio donde había sido encontrada. Sin embargo, una vez Myreilee la acogió, todo cambió. “Los estudiantes de la DECEP me ayudaron a escoger su nombre. Probamos varios hasta que dijimos “Canela”. Supimos que era el nombre perfecto.”

De rescatada a perra de terapia 

El destino tenía planes aún mayores para “Canela”. En esa misma actividad coincidieron la doctora Olga Bernardi, coordinadora del Programa de Ayuda al Empleado (PAE), y miembros del Departamento de Recursos Humanos de la universidad. Al conocer a “Canela”, surgió una idea innovadora: crear un proyecto de apoyo emocional para la comunidad universitaria, incorporando a un animal de terapia entrenado profesionalmente.

“Ellos me preguntaron si estaría dispuesta a que ‘Canela’ participara”, recuerda Myreilee. “Aunque era mi perrita, entendí que podía servir a otros, así que acepté el reto”.

La siguiente etapa fue encontrar el lugar adecuado para su adiestramiento. Con el apoyo de la Dra. Angelica Varela Llavona, rectora de la UPRRP, “Canela” fue inscrita en el centro Master K9 Professional, donde comenzó un proceso de evaluación y entrenamiento especializado. “El adiestrador primero evaluó si ella tenía las cualidades necesarias para ser perra de servicio”, explica Myreilee. “Y sí, las tenía: inteligencia, empatía, obediencia y un temperamento equilibrado.”

Durante seis meses, “Canela” y Myreilee asistieron dos veces por semana a sesiones intensivas. “El entrenamiento no era solo para ella, sino también para mí”, dice. “Tenía que aprender a comunicarme con ella correctamente, a entender sus señales, y a reforzar su comportamiento sin causarle estrés. La clave estaba en construir un vínculo sólido.”

Una graduación con propósito 

En diciembre de 2024, “Canela” completó su entrenamiento y recibió su certificación como perra de terapia. “Fue un momento muy emotivo”, cuenta Myreilee. “Verla caminar con su chaleco de servicio, tan tranquila y segura, me llenó de orgullo. Sabía que habíamos logrado algo importante”.

Desde entonces, “Canela” participa activamente en actividades organizadas por el Programa de Ayuda al Empleado y la DECEP. Ha estado presente en ferias de salud, talleres de bienestar y sesiones grupales donde su sola presencia genera un ambiente de calma y conexión.

“El entrenador me recomendó mantenerla activa, participando en actividades sociales para reforzar su entrenamiento”, explica Myreilee. “Ella disfruta estar con la gente, es muy sociable y sensible a las emociones humanas. Cuando alguien se acerca triste o ansioso, ella se queda quieta, se acerca despacio y apoya su cabeza en sus piernas. Es increíble verla actuar.”

“Canela” también cuenta con un seguimiento continuo de Master K9, donde acude periódicamente para evaluaciones y refuerzos. “Es un compromiso de por vida”, afirma Myreilee. “La certificación no termina en la graduación; hay que mantener su bienestar y su equilibrio emocional.”

El proyecto institucional

A partir de este semestre, “Canela” será oficialmente integrada a las actividades grupales del PAE, enfocadas en el bienestar emocional de empleados y docentes. “No trabajará con sesiones individuales, por motivos de confidencialidad, pero sí participará en talleres, visitas a oficinas y actividades de integración”, explica Myreilee.

La coordinación con el PAE permitirá establecer un calendario de visitas periódicas en diferentes unidades del Recinto. “Queremos que la comunidad universitaria conozca a Canela, que sienta su energía positiva. Ella no solo acompaña, también inspira.”

Más allá del impacto emocional, el proyecto de “” representa una innovación institucional. Es un ejemplo de cómo el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico combina la formación académica con iniciativas de bienestar y servicio humano. “Esta experiencia ha sido transformadora”, asevera Myreilee. “‘Canela’ no solo cambió mi vida, también está cambiando la de muchas personas.”

Un símbolo de amor y resiliencia

Para Myreilee, la historia de “” es una metáfora de segundas oportunidades. “Ella fue rescatada, pero en realidad fue ella quien me rescató a mí”, dice con ternura. “Desde que llegó a mi vida, aprendí que la empatía y el amor también se enseñan. Que cuidar a otro ser vivo te enseña a cuidar de ti misma.”

“Cada vez que alguien la acaricia y sonríe, sé que valió la pena todo el esfuerzo”, concluye Myreilee “‘Canela’ es más que una perra de terapia: es parte de esta comunidad universitaria. Y nos recuerda, día a día, que el amor también puede ser una forma de aprendizaje.”

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