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Escuela graduada de Humanidades: la voz administrativa

Esta es  la última parte de un reportaje desarrollado por los estudiantes del Seminario en Periodismo II del profesor Mario E. Roche Morales, que aspiró a poner en contexto la vida investigativa de la escuela graduada de la Facultad de Humanidades desde la voz de sus estudiantes en contraste con la esfera administrativa.

Por: Miosotis Cortés, Marined Ríos y Miriam Betancourt

Entre consignas de “11 recintos, una UPR” y “no me llames IUPI, llámame ‘candela’”,  transcurrió la charla con la decana interina de la Facultad de Humanidades, la doctora María de los Ángeles Castro. Ella cuenta que es una Facultad con estudiantes muy activos, tanto académica como cívicamente. Es muy difícil seguirle la pista extracurricular a los estudiantes de estas disciplinas, pues, “lo mismo se pueden encontrar en el Caño Martín Peña como líderes comunitarios, que en una plaza dramatizando o en un congreso deponiendo”, dice la historiadora.

Uno de los eventos que más llena de inspiración a la decana es el renombrado Certamen Literario. Este festín literario cumple su cuarto año de realización. En las últimas dos ediciones han participado más de ochenta estudiantes y se ha expuesto el trabajo creativo en los géneros de ensayo, teatro, poesía y cuento. Además de esto, la Facultad de Humanidades también incentiva moral y económicamente la participación de sus estudiantes en congresos internacionales de la forma que sea posible. En este año académico, viajaron 17 estudiantes a deponer. Este tipo de exposición le da prestigio a la Universidad y a la Facultad, que cuenta con cinco programas de maestría. De esos, tres tienen continuidad doctoral.

Entonces, más allá de los números, los estudiantes de la Facultad producen cantidades de labores adyacentes a sus clases, que se escapan a los requisitos evaluativos de dichos cursos. A la par con este hecho, y con sus ojos llenos de esperanza, María de los Ángeles acota que la Facultad de Humanidades, que cuenta con 2,300 alumnos, no debe pasar desapercibida, por tratarse de uno de los enclaves académicos más grandes y participativos del Recinto.

Los fondos para sostenerse

La Facultad de Humanidades es la más propensa a recibir los embates de la economía. Como es uso y costumbre, los gobernantes y administradores suelen verla como un lujo o un espacio prescindible. Actualmente, su presupuesto es limitado y su mayor sustento en cuanto a productividad recae sobre los profesores y los estudiantes que continúan produciendo investigaciones, obras, conciertos y presentaciones por su cuenta.     A esta ecuación, se le añade el Fondo Institucional para la Investigación (FIPI), un gran aliado en el proceso de investigación y desarrollo estudiantil extracurricular.

No obstante, Elba Carrión, quien funge como oficial de proyectos para el desarrollo de la investigación en el Decanato de Estudios Graduados e Investigación (DEGI) y que gestiona este sustento económico, admite que la Facultad de Ciencias Naturales, tiene una cultura de investigación que otras facultades no tienen.

“Al ellos tener ese andamiaje, se les facilita el proceso de solicitud de fondos”.

La prueba del trabajo humanístico

Actualmente, el Decanato de la Facultad genera informes anuales y mensuales del desempeño de los profesores y de las diversas actividades que se celebran. Estos informes se pueden encontrar en la página web de la Facultad de Humanidades. Además, para agosto del próximo año académico estará en funcionamiento la página web de los alumnos graduados. Este espacio irá dirigido a los estudiantes y sus proyectos curriculares y extracurriculares.

“La idea es que los estudiantes sean los protagonistas,  porque sabemos que hacen mucho más de lo que entregan en sus clases”.

A manera de coda, el objetivo es resaltar la vida estudiantil de esta centro artístico lleno de historia y arte. Viejos y deteriorados pasillos no sólo denotan el paso del tiempo, también denotan la resistencia ante él.

Es una Facultad embellecida por la diversidad y el respeto y enaltecida por las letras, los idiomas, la filosofía, , el ritmo y la historia. Esta es la facultad donde la indignación, el amor y el respeto se hacen arte y se transforman en esperanza. En la esperanza de un mejor País que no debe olvidarla ante los embates que sufre actualmente.

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