
Entre Amigos: La melodía por un mejor Recinto
Por Perla Del Mar Rodríguez Fernández
“Hay una magia especial cuando este teatro se llena”, decía el rector del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP) mientras daba la bienvenida al concierto Entre Amigos, a beneficio del Fondo Permanente de Becas de la institución.
Sí, el doctor Carlos Severino Valdez tenía razón. Andy Montañez y Danny Rivera llegaban al Teatro de la UPR-RP, junto a bombos y platillos por el Proyecto IDEAA (Investigación, Deportes, Empresarismo, Ambiental y Académico), un programa de desarrollo y recaudación de fondos.
Subió el telón. Allí estaba Danny con su bufanda crema y gabán blanco. Estremeció al público con su “América”, mientras sumaba un par de pasos que parecían hip-hop, pero en realidad eran de joropo.
“A sus 71 años, tiene la misma voz de cuando yo pegaba sus posters en mi cuarto”, comentaba la mujer que estaba a mi lado. Aunque prefirió omitir su nombre, su lengua no enmudeció al cantar y reír con las canciones de Rivera.
Ay lelolai lelolei. El artista tomó un respiro para el chiste, porque “si no el coquí no cantará”. Entonces, le pidió una pausa a los músicos. Los presentes podían cantar acapella. Después de todo, “hay que preservar alguna tradición”.
En la emoción, comenzó nuevamente su particular baile. Va como trompo por el escenario, batiendo las manos como el ruiseñor o -más bien- un “cardenalito”. No obstante, pidió una otra pausa. El cayeyano tenía unas palabras, esta vez, fuera de cualquier broma.
“Que lo que se recaude hoy sirva para el conocimiento de los que pueden ser los salvadores de la patria”, proclamó el cantante. Entonces, vio al pintor Pablo Marcano García en la audiencia y le cedió el micrófono. El expreso político exaltó la figura de la mujer como forjadora de la patria. Hubo conmoción: gente llorando.
Sin embargo, el espectáculo tenía que continuar. Pero antes, entre un dime y direte, inició una trova de controversia sobre si Danny o Andy gustaba más.
El Niño de Trastalleres no podía permanecer silente. Entró al escenario, con su picardía y una bufanda, como las que acostumbra Danny. El público entró en carcajadas. Eso sí era una broma.
Sale el bolero y entra la salsa con un “Asalto navideño”.
Con su típica alegría y sabor, Andy cantó “En mi puertorro”, su “Amor por ti” y hasta “Casi te envidio”, “A mí manera”. Su energía contagió a las más de 1,700 personas que asistieron al espectáculo. A la vez que se bajaba de la tarima y saludaba, les cantaba.
Entre canciones, Montañez también tomó un espacio para puntualizar. Esta universidad también es su aula, porque “cuando hicieron la universidad, yo ayudé a traer los bloques”. De nuevo, el teatro resonó a carcajadas.
“Payaso fui para ti y nunca fui feliz”, continuó la melodía, con un medley de sus tiempos en el Gran Combo. En el coro lo acompañan sus dos hijos, Andy Jr. y Harold. Continúan los pasos. Sigue la canción.
Las personas bailan desde sus asientos. Están en un teatro. Nadie se atreve a pararse, por el momento. Así que siguen el movimiento de hombros. De pronto, como una ola en contratiempo, el público se puso de pie. La primera pareja salió al pasillo para bailar.
“Puerto Rico, patria mía, la tierra de mis amores, donde canta el trovador junto con los ruiseñores (…) Y en esta Universidad, ¿quién no se siente patriota?”, culminó el concierto de los amigos, un éxito total.
Fotos: Gustavo Ramos
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